Después de que su acompañante fuera atropellado en una autopista de
Dallas, este ejemplar de Gran Pirineo se mantuvo junto al cadáver hasta
que llegaron a atenderle.
"está de luto"
Quien haya tenido perro sabe que, sin duda, estos mamíferos se tienen bien ganado el apodo de 'mejor amigo del hombre'. Sin embargo, este bonito privilegio no es exclusivo del género humano y los canes también son extremadamente fieles con quienes comparten su tiempo –aunque pertenezcan al reino animal–. El último ejemplo de ello pudo encontrarse el pasado domingo en una autopista de Dallas (Estados Unidos), donde un ejemplar de Gran Pirineo permaneció inmóvil junto al cadáver de su compañero de viaje después de que fuera atropellado.
Tan enternecedora y a la vez triste imagen fue inmortalizada por Samuel Flores, quien utilizó el perfil de Facebook de Julie Fennell –una defensora de los animales– para hacerla pública. “Claramente se está manteniendo fiel a su amigo, y está de luto”, afirma la mujer en relación a la escena. El perro cambió de postura con el paso del tiempo, pero en ningún momento se separó del cuerpo de su acompañante. Después de haber sido compartida en la citada red social, la fotografía movilizó a la voluntaria Jessy Fairfelick para acudir al lugar de los hechos y socorrer al animal que permanecía con vida.
Según sospechan los expertos, el Gran Pirineo estaba abandonado –no tenía collar ni microchip– y encontró un amigo con quien continuar sus andanzas. La mala suerte quiso que su 'camarada' fuera atropellado, pero el bonito animal de poblada melena blanca decidió permanecer junto a él. No fue hasta que Fairfelick llegó a su encuentro cuando el perro cambió de actitud y se dejó colmar de mimos.
La voluntaria le llevó hasta los Servicios Animales de Dallas para que fuera atendido, donde se confirmó que se trataba de un perro callejero. Si en unos días el animal no ha sido reclamado por nadie, el Gran Pirineo pasará a formar parte del grupo de emergencia que utiliza a estos perros como parte de su equipo de rescate. Sin duda, un destino de lo más honroso para un can que demostró una gran nobleza y fidelidad a su amigo.